EL SECRETO COMO ARTE POÉTICA EN EL QUIJOTE

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(Este breve ensayo sobre el secreto en Cervantes, que el lector puede encontrar de modo completo en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, recuerda brevemente uno de los hechos más apasionantes en la obra del escritor manchego con motivo de su cuarto centenario).www.cervantesvirtual.com/obra/el-secreto-como-arte-potica-en-el-quijote-0/

1. Introito para denunciar secretos.

2. El prólogo de la primera parte como ocultación de agravios y otros designios.

3. ¿Y el misterio de la caballería andante como propósito creador?

4. Algunos secretos bien guardados en la primera parte del Quijote:

          4.1.  En un lugar de la Mancha.

          4.2. La polionomasia como hecho estético.

          4.3. La ficción secreta del historiador arábigo.  

          4.4. El Índice Expurgatorio y sus interpretaciones.

          4.5. Otros secretos que encontrará el lector.

 

 

1. Introito para denunciar secretos

        Define el DRAE el secreto como “cosa que cuidadosamente se tiene reservada y oculta”. Reserva, sigilo, misterio, ocultación, esoterismo… son conceptos que resultan profundamente atractivos en la vida y la obra de Cervantes. Incluso desde u origen, el secreto está vinculado a la misma interpretación de la obra magna de Cervantes. Habitualmente se afirma que el Quijote es una burla de los libros de caballería, pero es un libro, según Víctor Hugo, que tiene un secreto.

          Quizá el misterio más guardado nos lo revela el propio Cervantes cuando en palabras del propio Don Quijote nos habla del poder de la interpretación: «Y así debe de ser mi historia, que tendrá necesidad de comento para entenderla». Una necesidad de comento que yace en el mismo bajel que la hermenéutica, previsora del secreto, ha dispuesto para su oportuna singladura.

       Desde el comienzo de la existencia de Cervantes, su vida y su obra está gobernada por el secreto, por lo recóndito, disimulado y escondido, por el disfraz encubridor. Quizá por esta razón decía Laudato[1] lo siguiente:

“La obra maestra de la literatura en castellano se atribuye a un escritor oscuro quien, hasta hace muy poco, fue considerado un ingenio lego”.

           Oscuridad que también tiene mucho que ver con esa capacidad que posee el secreto de permanecer ajeno a las puertas abiertas y sí mucho a la ambivalencia, el doble sentido o el sentido oculto.

            También el periodista y escritor Óscar Herradón Ameal, autor del libro El secreto judío de Cervantes[2]más libro de temática esotérica que de crítica literaria, afirmaba el valor de lo velado, clandestino y recóndito en la obra de Cervantes, y trataba de desvelar ese poder oculto que tiene la vida y la obra de Cervantes. De hecho, son muchas las cosas que se desconocen de su obra maestra pero también del ámbito privado, verbigracia, de ese origen judaico que algunos defienden para Cervantes aunque no haya pruebas directas.

           Como dice Herradón Ámela, sí se han hecho análisis de que Cervantes deja pistas en El Quijote. Por ejemplo, la primera gran pista descubierta por autoras francesas, del campo del esoterismo, se encuentra en el primer y famoso párrafo de la novela, «En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme». Pero El Quijote debe ser leído también entre líneas y hay que ser un iniciado en la ‘cábala’ (dice Herradón Ámela) para poder entenderlo a la perfección. Lectura entre líneas que nos advierte de su arcano, de su lenguaje subrepticio y no simplista, de su valor interpretativo. Este secretismo, esta ocultación intencionada forma parte también -¿quién podría ponerlo en duda?- del poder despótico y arbitrario de los tiempos oscuros y del terror a los Autos de Fe y a la Santísima Inquisición.

            En una línea adyacente y transgresora se encuentra también la obra Los refranes esotéricos del Quijote. La cábala en la obra de Cervantes[3]de Julio Peladejordi, donde afirma entre otras que da la sensación de que a los cervantistas les molesta que el más español de los libros, que se supone acabó con las novelas de caballería, sea, en realidad, un compendio de los libros de la cábala.

            A partir de finales del XIX[4] y bajo la influencia fortísima de los estudios esotéricos reinantes que tanta influencia ejercieron en escritores como Valle-Inclán  y su La lámpara maravillosa, hubo monografías que intentaron bucear en la vía esotérica y ocultista del Quijote y veían un significado oculto en todo lo que presentaba Cervantes en su magna obra. Juan Valera ya sospechaba en su tiempo de ello cuando escribía que si Cervantes quiso decir o enseñar algo esotérico en su Quijote, nada aprovechaba sino que antes le dañaba. En otro momento incluso Marcel Bataillon mantuvo una exégesis secreta y misteriosa de las intenciones de Cervantes en el Quijote[5]. También ha habido otros, como Rafael Urbano, que han dicho que “no hay ni puede haber esoterismo alguno en el Quijote porque tiene ante todo un carácter de crítica”. Para más adelante afirmar que si entendemos por esoterismo:

“En que Don Quijote es el idealismo y Sancho Panza la realidad, en que Dulcinea es la Verdad ó la Teología (!), como quieren otros; en que todos los nombres de las personas y los lugares que allí se mencionan son anagramas, charadas y camelancias; en que el yelmo de Mambrino representa la Monarquía; los cabreros, la Iglesia; en que la Inquisición está parodiada en la aventura de Altisidora; el traslado de los restos de San Juan de la Cruz, en la del. cuerpo muerto; Iñigo de Loyola ó el mismo Jesús, en Don Quijote, y otras locuras por el estilo…”[6]

           Concluye Urbano: evidentemente no es un libro esotérico en el sentido anterior, pues el esoterismo y ocultismo del Quijote hay que buscarlo en otra parte   “invirtiéndola por completo”:

“Y visto así desde el principio hasta el término de la fábula, podemos suponer que se trata de una iniciación del espíritu de un libro como todos los libros nacidos al calor de la Teología mística, de San Buenaventura; como el Itinerario, de Fray Jerónimo Gracián; el Camino de perfección, de Santa Teresa; la Guía espiritual, de Molinos, o El ornamento de las bodas espirituales, de Ruysbroeck «él Admirable”. Sí; si quiere verse así se verá de ese modo, y el Quijote será un libro místico que podía haber escrito un Swedenborg o cualquier creyente en la Nueva Jerusalén o en cualquier Sión de los Estados Unidos. La cosa es fácil. (…) Aquello de que el libro fue engendrado en una cárcel es una alusión a las miserias de la vida cotidiana; los cuidados que pone Don Quijote en la nominación de las personas y cosas es una exaltación de los mantras. Dulcinea es la nueva vida. Sancho el espíritu que se va liberando y así todos y cada uno de los personajes y episodios de la obra. El Quijote, discurriendo así, es la conquista de la perfección, es la liberación del alma, de esa alma que para subir al Carmelo ha de hacer su salida”[7].

           Lo cierto es que al menos el secreto, lo fingido, la ambivalencia sí es una excusa interesante en el Quijote para ser leído con otros ojos. Nuestro propósito es realizar un seguimiento parcial de la obra e intentar desvelar algunas de esas claves hermenéuticas y la importancia que posee el secreto, lo oculto,  lo no dicho directamente, en su obra, más como una propuesta ejemplificadora que como un instrumento retórico exhaustivo y con la intención de no llevarlo por los derroteros propiamente esotéricos sino de la crítica textual.


[1] Laudato, R. R. (2000): “Hacia una cuestión cervantina pertinente”, [en línea]. Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid. Dirección URL: < www.ucm.es/info/especulo/numero15/quijofin.html&gt; (Consulta 5 agosto 2006).

[2] (2005): Madrid: Ed. Espejo de Tinta.

[3] (2005): Barcelona: Ediciones Obelisco.

[4]   Entre los diversos estudios que se llevaron a cabo en la época podemos citar los de Adolfo Saldías, Cervantes y el Quijote, publicado en 1893 en Buenos Aires, donde sostiene, entre otras aseveraciones, que Cervantes «fue un demócrata convencido, y que Don Quijote representa la aristocracia conservadora y Sancho la democracia pura». También interesante la obra de Eduardo Benot, Estudio acerca de Cervantes y el Quijote, editado en 1905. Miguel Cortacero y Velasco, Cervantes y el Evangelioo el Simbolismo del Quijote. Se publicó en Madrid, en 1915. En 1916, Juan Francisco de la Jara y Sánchez de Molina, que adoptó el arábigo seudónimo de Hamete Aben Xarah el Beturaní, añadió a la segunda parte del Quijote un capítulo encaminado a desentrañar <el misterio> que él creía vislumbrar en el hombre de Tirteafuera. Sabido es que así se llama el pueblo donde nació el doctor Pedro Recio de Agüero, médico gubernamental en la Ínsula Barataria. El libro en que el comentarista expuso sus opiniones lleva el instructivo título de Estudio histórico-topográfico de El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Manchadeducido de su lectura y aplicando las leyendas de importancia.   Benigno Pallo, bajo el seudónimo de Polinous, publicó en 1893 Interpretación del Quijote, en el que ve «una invectiva contra los libros sagrados y sus derivaciones». Según Polinous, Dulcinea representa a España, Maritornes a la Iglesia, Don Quijote y Sancho al pueblo en lucha contra el absolutismo de los monarcas y contra la opresión dogmática sobre la conciencia.

[5] Urbano, R. (2006): “¿Es un libro esotérico el Quijote?” [en línea]. Dirección URL: < www.ateneodemadrid.com/biblioteca_digital/folletos/Folletos-0155.pdf; Pero añade Urbano: “Y, sin embargo, el Quijote,prodigio natural de las grandes obras que la mente humana sabe conquistar de la divina, puede ser un libro esotérico y oculto, porque contiene una enseñanza para el espíritu”.

[6] Ibidem.

[7] Ibidem.

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