MERCADO ACTUAL Y NUEVAS TENDENCIAS EN EL MUNDO DEL LIBRO

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F. MORALES LOMAS. Presidente de la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios. Vicepresidente de la Asociación Colegial de Escritores de España (Andalucía)

Índice

1. A modo de introducción.

2. El reparto del pastel.

3. La crisis y el libro.

4. El sector del libro en España entre 2013 y 2015 según datos del Ministerio de Educación.

5. Tendencias globales del sector editorial según informe del Business Club en 2014.

6. Determinados sectores de interés.

……………….

1. A MODO DE INTRODUCCIÓN

         Decía Carlos Marx que el arte (y, en consecuencia la literatua) no es una actividad humana accidental sino un trabajo superior en el cual el hombre despliega sus fuerzas esenciales como ser humano y las objetiva o materializa en un objeto “concreto-sensible”, como bien nos recordaba Adolfo Sánchez Vázquez en Las ideas estéticas de Marx. En muchas ocasiones el escritor lo que trata es de comprender el mundo y transmitir su visión de esa comprensión. la literatura es informadora siempre de un momento histórico. El escritor dota de sentido a la observación de lo contingente y perecedero. Su trabajo es apasionante porque su encuentro con la materia es doble: por una lado, lo observado; por otro, la praxis de la escritura, su voluntad de ordenar el mundo desde el verbo: “El poeta que va a hacer un poema tiene el vago sentimiento de que parte hacia una cacería nocturna en un bosque muy lejano”, dirá García Lorca para expresar esa dimensión ignota del hecho creador. Pero también es cierto que, en esta búsqueda y tránsito por un mundo inédito, el escritor también se enfrenta solitariamente a la creación en su dimensión dramática, en absoluta soledad y con la intuición de que la creación a la que se ha encomendado lo sitúa frente al problema de su propia existencia, su libertad y el lugar que ocupa en el mundo, material o espiritual, que quiere representar, como decía Pérez Rizzi. De este modo tiene el artista la capacidad de situarse en un plano externo al mundo, contemplando y entramando sus leyes con la posibilidad de salirse de ellas, dejando a un lado las apariencias del espacio y del tiempo. Partiendo de esa importante función social que cumple el escritor, ¿cuál es en la actualidad la situación profesional de los escritores en España y Andalucía? ¿Qué contrariedades tienen los escritores andaluces en la actualidad? ¿Cómo se enfrentan a ellos? ¿Qué dinámica se sigue…? ¿Cuál es, en definitiva, su situación profesional?

         Sin duda que las primeras palabras que nos vienen a la escritura en este momento son las pronunciadas hace dos siglos por Mariano José de Larra cuando pretendía explicar instantáneamente lo que suponía para un periodista decimonónico intentar ejercer su oficio de un modo digno y honesto, sin caer en la tentación de descerrajarse un tiro en la sien. Vano empeño como a la postre se demostró. Y dijo entonces aquellas palabras para la historia que bien se podían extender (y con más razón) a cualquier lugar del país: “Escribir en Madrid es llorar”[1]. Llorar como síntoma de impotencia, como presagio de rabia contenida ante la imposibilidad de que la maltrecha situación cambie. Y durante el siglo XX, Luis Cernuda en su poema “A Larra con unas violetas” hizo la glosa de las mismas y añadió que escribir en España es morir:

Escribir en España es llorar, es morir,

Porque muere la inspiración envuelta en humo,

Cuando no va su llama libre en pos del aire.

         Ni el tejido editorial andaluz está en condiciones de competir con editoriales de Barcelona o Madrid, ni los reinos de taifas existentes, que luchan entre sí para poder sobrevivir, pueden dar respuesta a esa necesaria promoción del libro andaluz.  Como en la banca o en otras actividades productivas, no han llegado las fusiones ni las concentraciones a las editoriales andaluzas y mientras tanto cada una juega su propio rol, su propia dinámica personal para, en medio del marasmo lograr un pequeño bocado del pastel publicitario, del pastel de la subvención, de las ayudas que calmen su sed. No hay visión de futuro sino la inmediatez de conseguir algo de beneficio “cortoplacista”.

         Ahora bien, ¿sería la solución esa concentración editorial? Evidentemente en sí misma no, si no existen unos criterios democráticos, amplios y generosos que apuesten por la obra bien hecha, la literatura de calidad y no un comercio basado en el principio capitalista exclusivamente y en el proceso de comercialización del libro que se vende con exclusividad de generar un producto consumible. Porque así es como está funcionando hoy día el proceso en EE.UU: “Miles de editoriales de distintos países del mundo se han ido agrupando, vendiendo o cerrando, al punto que termina el siglo y, en los Estados Unidos, el primer mercado del mundo en términos editoriales, el 25% de los libros publicados y un tercio de los que aparecen en la lista de Best Sellers del New York Times son de una sola compañía (…) ¿Qué importancia tiene esto para un escritor? Mucha, porque a partir de semejante concentración, el número de títulos publicados al año en los Estados Unidos tuvo una importante reducción. Y cuando una editorial reduce el número anual de nuevos títulos, la lógica de la rentabilidad lleva de manera automática a optar por aquellos más seguros, de éxito más probable y de menor riesgo comercial. Este criterio de selección suele estar reñido con la calidad literaria, la innovación y el aporte cultural. Vemos entonces como, en las grandes empresas editoras, las decisiones de contratación han pasado del área editorial al departamento comercial, algo que sucede en todos los países”[2].

         Sin ninguna duda, estamos asistiendo a un proceso de globalización también en el ámbito del libro y la edición, y a la consiguiente concentración de grandes grupos editoriales que tienen como objetivo contratar los best sellers internacionales que tienden a tener los derechos universales del autor y a su macro-producción urbi et orbe.

         Es evidente, que la literatura, como otros ámbitos también se ha globalizado y, quizá, estemos asistiendo al final de sus días como producto literario de calidad. La literatura, como objeto de consumo que es, depende, por consiguiente, de ese mercado, “se habla demasiado de literatura: y tal vez nunca la literatura haya interesado menos que en nuestros días. Se habla de literatura, fundamentalmente, desde los intereses del mercado (…) ¿Es hoy el autor una víctima más del mercado a través de sus intermediarios, agentes literarios, distribuidores, vendedores de libros? (…) Las grandes superficies acaparan la mayor parte de la venta de libros. El libro, para ellas, es solamente un objeto de consumo más, como un detergente. Si resulta rentable, ocupa un determinado espacio. Si no, se le guillotina”[3]. Su producción quedará condicionada a satisfacerlo: “El mercado señala, el mercado pauta, el mercado impone. Ya casi no existen esos editores que, hasta hace diez o veinte años, editaban para señalar tendencias, enriquecer y aportar. ¿Para qué correr  riesgos con libros de éxito dudoso, si se puede editar libros de éxito garantizado? Esta verdad, indiscutible desde la lógica del inversor, resulta aberrante desde la lógica cultural (…) Siguiendo el mismo razonamiento, ¿Quién publicaría, hoy en día, a un jovencito colombiano que inventara historias medio mágicas y hablara de cien años de soledad? Nadie. Hoy no podría surgir García Márquez, ni muchos otros escritores innovadores y exitosos.”[4]. Esta concentración de editoriales a la que aludimos, como en EE.UU., desde luego no opera en Andalucía que desde este ámbito está en una discreta medianía o en una fase prehistórica.

         Mientras tanto, ¿qué hace el escritor con una obra recién creada?: “Para el joven poeta Julio Santiago, que se autofinanció la edición de sus primeros poemarios –y que ha publicado con Vitruvio sus últimas cinco obras–, las posibilidades de publicación en este país se reducen a tres: ‘O ganas un premio que conlleve la edición del texto ganador, o envías decenas de borradores que nadie leerá a decenas de editoriales que ni te contestarán, o te autofinancias la edición de tu propia obra’ ”[5].

2. EL REPARTO DEL PASTEL

         El libro sigue habitualmente un recorrido a través de cinco instancias para llegar de su autor al consumidor final, el lector:

         • El agente (en su caso), quien cobra una comisión (hasta un 15%) solo por buscar un

         • Editor, que se encarga de procesar la obra y pulirla hasta entregar un producto final, que necesariamente debe pasar por

         • La imprenta, que luego de cumplir con su función entrega el producto al

         • Distribuidor, que se encarga de repartir los libros entre los distintos puntos de venta.

         • Las librerías, que venden el libro que cualquiera busca y por el que paga una cantidad que se reparte entre todos los anteriores.

         El pastel se reparte de la siguiente manera, según un estudio de iReaderReview:

         Hablando con cifras en bruto y aproximadas, al autor le toca un 10%; al editor, un 30%; a las imprentas y distribuidoras les queda alrededor de 10% a cada una y a las librerías, un 40%.

         En los últimos años -hace más o menos de una década- entró en liza la venta a través de internet de libros. Inició el fenómeno Amazon, que se convirtió en el mayor vendedor al por menor en Internet. Logró modificar su método de operaciones y trabajando con los principales editores. Sin embargo, a este fenómeno de Amazon se ha unido la digitalización y el archivo de Google Book Search. En 2008, el stock de libros sobrepasó la marca de los 7 millones y hay tres tipos de información disponible en el servicio:

         · Libros del dominio público que ya no son accesibles o que ya no siguen en impresión.

         · Libros que ya no están siendo impresos pero que aún tienen derechos de autor vigentes.

         · Libros que han sido escaneados por unos 20,000 editores asociados y que han sido enviados a Google.

         Pero existe algo donde todavía no se ha hecho justicia, como casi siempre, y es en los autores de los libros, que deberían tener una porción más grande del pastel de la que actualmente reciben, al haber sido suprimidos, gracias  a los ebooks, la imprenta, el distribuidor y la tienda. El problema aquí es que lo más probable es que Amazon quiera quedarse con las porciones de esas instancias.

         Otro fenómeno a tener en cuenta es el Print on Demand (el POD) (impresión bajo demanda): un método que se utiliza para imprimir un número determinado de ejemplares utilizando tecnología como impresión offset, que permite que sea económico imprimir bajas cantidades de libros, algo impensable hace un par de años. El POD surge como una respuesta a cierta aversión del público frente al Kindle. El lector, por su parte, no nota la diferencia. Dos intermediarios de POD: Lulu (https://www.lulu.com ) y Blurb (http://www.blurb.com ) (http://www.blurb.es ), han explotado todos los recursos de la web para llevar este nuevo fenómeno a dimensiones sin precedentes.

         Lulu es una plataforma de estadounidense de autopublicación que se especializa en la publicación e impresión de obras bajo demanda (POD), por tanto, solo cuando se encargan. Sus oficinas está en Morrisville (Carolina del Norte). Sus servicios se dirigen a autores, artistas, músicos y empresas. Esta plataforma permite a los creadores publicar libros, imágenes, CD, DVD, álbumes de fotos… por medio de herramientas que desarrollan. Los compradores tienen la posibilidad de navegar por este mercado global virtual buscando productos e interactuando con los creadores. El servicio de Lulu es gratuito, un autor puede publicar sus creaciones sin costos iniciales. Como contrapartida, Lulu solo ofrece ayuda y soporte técnico por medio de los foros y ayuda en línea.

         Blurb está tanto en inglés como en español.

3. LA CRISIS Y EL LIBRO

         La actual crisis económica en el sector editorial y en los hábitos de los consumidores obligan al mercado a restructurarse y reinventarse. La empresa de análisis Global Industry Analysts (GIA) publicó hace un tiempo un informe titulado  “La industria editorial: una perspectiva global”,  sobre el estado y el futuro de la industria editorial en todo el mundo, en el que -contra lo esperado en estos tiempos- da una perspectiva  muy alentadora: la industria norteamericana ingresa 322.700 millones de dólares en 2015.

         La industria editorial resistió durante la primera parte de la recesión de 2007-2009, en gran parte debido al hecho de que los libros/revistas/periódicos son una forma barata y accesible de ocio en tiempos económicamente difíciles. Sin embargo, al alargarse en el tiempo, la industria acabó cediendo ante la presión y la disminución de las ventas de libros, y comenzó una fase de consolidación basada en la racionalización y la reestructuración, y también en alianzas estratégicas, fusiones, adquisiciones y cierres. Por tanto, la recesión también ha propiciado cambios en los hábitos de lectura, con la caída de ventas y de lectores casi generalizada. Un factor llamativo es que durante la crisis los lectores se han ido hacia lecturas ligeras, como la intriga criminal y la novela romántica, entre otros; al mismo tiempo que subían las ventas en los libros de actualidad social y política.

         En cuanto al futuro de la edición impresa, el estudio revela que existe optimismo sobre esta, ya que los libros están profundamente arraigados en numerosas culturas en todo el mundo.

         La adopción de la edición digital, la impresión bajo demanda y las tecnologías en línea ayudarán a la industria a competir con nuevas alternativas. Uno de los sectores que va creciendo cada vez más es la auto-publicación, a pesar la amenaza de las grandes empresas que pueden absorber a los pequeños actores. Con la normalización de los dispositivos de lectura electrónicos, teléfonos inteligentes y Tablet PC , el sector de la edición digital está creciendo a un ritmo acelerado. Hoy en día, la edición digital se percibe ya como un segmento de negocio complementario y no como un sustituto para la edición impresa.

4. EL SECTOR DEL LIBRO EN ESPAÑA ENTRE 2013-2015 SEGÚN EL MINISTERIO DE EDUCACIÓN

         En los últimos años el sector está experimentando un importante descenso en su cifra de negocio. La crisis económica y financiera iniciada en 2007 y, consecuentemente, la reducción del consumo y de la demanda interna parece, tal y como apunta la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), la causa principal de esta bajada. Una crisis cuyos efectos no se hicieron patentes hasta 2009, cuando se registró el primer retroceso (- 2,4%), y a la que se han ido sumando otros factores como el proceso de cambio en los hábitos de consumo cultural como consecuencia de la evolución digital.

         Tras estos primeros efectos de la recesión económica, según recogen los informes sobre Comercio Interior del Libro en España, en 2010, 2011 y 2012 se agudizó el descenso, produciéndose nuevas bajadas del 7%, del 4,1% y del 10,9% respectivamente. Lejos de recuperarse, en el ejercicio de 2013 el sector vio disminuida su facturación en un 11,7%, retrocediendo hasta los 2.181,97 millones de euros, la cifra más baja de los últimos catorce años. El número de ejemplares vendidos fue de 153,83 millones, un 9,6% menos que en 2012.

         El informe destaca que entre los años 2009 y 2013 la cifra de facturación ha disminuido un 29,8% y el número de ejemplares un 34,9%.

         Sobre el hábito lector la evolución al alza del hábito lector en España, pero escasa. No solo se ha incrementado el índice lector, también el número de libros que por término medio se leen anualmente. Las mujeres, con un 64,1% de lectoras en el tiempo libre, leen más que los hombres (54%). Las diferencias afectan también al tipo de lectura: las mujeres leen más libros y revistas.

         Los porcentajes de lectura van descendiendo a medida que aumenta la edad, siendo los jóvenes de 14 a 24 años los que más leen. Todas las comunidades mejoraron sus resultados respecto al año anterior. La literatura continúa siendo la materia más leída (77,5%), con especial peso de las novelas y los cuentos (73,7%).

         Es destacable el aumento de la lectura digital en más de 10 puntos porcentuales en el periodo 2010-2012, siendo el perfil del lector digital el de un hombre, de 14 a 24 años y con estudios universitarios, y el material más leído los periódicos (38,0%), seguidos por los libros (11,7%). El soporte de lectura digital es habitualmente el ordenador lectura digital (55,8%).

         Para la International Publishers Association, España se situaría a nivel internacional en el cuarto puesto en términos de producción de nuevos títulos anuales por cada millón de habitantes, por detrás de Reino Unido, Taiwan y Eslovenia.

         En el último año la edición ha crecido por primera vez un 1,9% más que en el año anterior. No obstante todavía no se ha superado el nivel de ventas de 2010, 2011 y 2012 que habían sido los años de mayor número de ventas. Sin embargo, frente a esta cifra optimista, el Instituto Nacional de Estadística arroja en su última Estadística de Producción Editorial un descenso del 0,7% en el número de títulos editados y depositados en la Biblioteca Nacional.

         Otros datos significativos son el acortamiento del ciclo de vida de los libros en el mercado o la existencia de más títulos, pero también, de menos copias, es decir, la bajada de la tirada media que descendió en 2013 en una media de 300 ejemplares. En cambio, en línea con los que comentábamos antes se produjo el incremento en la tirada en las Novelas de humor (+71,4%), de ciencia ficción y terror (+42,0%) y policíaca o de espionaje (+2,6%).

         La edición de libros digitales muestra respecto al año anterior un descenso del 1,9%, con un total de 20.263 ISBN. Su peso sobre el total de la oferta retrocede del 23,2% al 22,3%. Con estos datos se invierte por primera vez la tendencia iniciada en 2008 hacia el aumento de la edición digital en detrimento de la edición impresa.

         Un elemento destacable en Andalucía es el descenso en la producción editorial: un dato alarmante. Frente a los 15.000 libros publicados en 2010, en 2014 se han publicado 9000. También el descenso se produce en literatura infantil y juvenil.

         Un sector a tener en cuenta son las editoriales, en las que a pesar de existir una evidente concentración, el mercado editorial español está diversificado y hay competencia. Según datos de la FGEE, solo el 29,9% de las editoriales españolas pertenece a algún grupo empresarial, lo que hace que el sector editorial español esté configurado mayoritariamente por pequeñas y medianas empresas. Y son precisamente estas las que facturaron el pasado año el 39,3%, mientras las grandes alcanzaron el 27% y las muy grandes, el 33,8%.

5. TENDENCIAS GLOBALES DEL SECTOR EDITORIAL SEGÚN INFORME DEL BUSINESS CLUB EN 2014

         Hay un evidente proceso de concentración en el mundo editorial a nivel internacional. En 2013 la editorial Random House, del grupo Bertelsmann, el mayor del mundo de la edición, se fusionó con Penguin, del grupo inglés Pearson, una de las pocas marcas mundiales y uno de los Cinco Grandes grupos editoriales en inglés, y a comienzos del verano de 2014 trascendió que la rama estadounidense de Hachette estaba comprando Perseus Books Group, el mayor grupo independiente de Norteamérica. Perseus Books presta servicios a cientos de editoriales independientes, además de gestionar un respetado sistema de distribución que ahora venderá a Ingram, el mayor mayorista mundial.

         La mayor editorial comercial, Random House (incluyendo los resultados de Penguin de la segunda mitad de 2013), aparece en quinta posición, seguida de Hachette. Solo otras dos editoriales comerciales están entre las diez primeras, la española Planeta y la alemana Holtzbrinck, aunque esta debe la mitad de sus ingresos a la edición científica y educativa.

         La mayoría de los grupos con mayores ingresos está especializada bien en educación (Pearson, McGraw-Hill, Cengage y la mitad de Holtzbrinck), bien en publicaciones científicas, técnicas y médicas. Estos grupos han sufrido importantes cambios durante la última década, reorganizándose, fundiéndose o fortaleciéndose.

         A nivel global, tanto en América como en Europa se observa una caída del libro en edición de papel y un aumento en la edición digital. Los hábitos de lectura están cambiando también, los libros ahora compiten con una amplia gama de otros formatos y fuentes, incluyendo sitios web (los cuales compiten con la no-ficción o los títulos autopublicados) y el entretenimiento en línea (desde juegos y películas a la música en streaming). De hecho, todo el ecosistema para los autores, edición y distribución de libros, y la lectura está sujeto a este tipo de transformación.

         Algunas conclusiones: Son varias las fuerzas que intervienen en la transformación que está experimentando la industria editorial, funda- mentalmente dos: la digitalización y la globalización.

6. DETERMINADOS SECTORES DE INTERÉS

         El objetivo de las industrias de los contenidos digitales es doble: adaptarse y reinventarse. Un tema que siempre se plantea es el futuro de la industria del libro, y si será o no será digital. Los malos resultados obtenidos en los últimos meses (que han sido también pésimos para el libro impreso), el descenso en la venta de ereaders, el “aplanamiento” de la curva de crecimiento internacional de las ventas en digital… no ofrecen síntomas halagüeños. No obstante, ninguno de estos datos son razón suficiente para negar que el cambio existe. La edición está en un punto de inflexión, aunque la revolución del ebook se está tomando un respiro.

         Otra idea importante: la auténtica competición no se desarrolla entre editoriales o editores rivales sino con todo el conjunto de informaciones y entretenimiento al alcance de los consumidores. […] Lo libros compiten contra videojuegos, televisión, películas, Facebook, blogs, webs gratuitas de noticias y más… La industria editorial está atrapada entre el aún rentable negocio impreso y el nuevo negocio digital, que produce más beneficios por unidad pero menos en los ingresos totales. Muchos editores consideran que el ebook canibaliza las ventas de libros impresos. Su precio venta al público se fija, sin duda, pensando en ayudar al papel a seguir siendo atractivo a muchos lectores.

         El lanzamiento de Amazon Kindle marcó el principio de una enorme explosión en las ventas de libros digitales en EEUU. El aumento año a año de las ventas llevó a muchos observadores a sugerir una trayectoria ascendente continuada. Entonces, en 2013, el crecimiento se detuvo, aunque no disminuyó. Los optimistas dieron por sentado que era un simple bache, pero los datos arrojaban claramente que las ventas de los ebooks se habían parado.

         La autoedición seguirá creciendo impulsada por las nuevas posibilidades y tendencias tecnológicas. El quinto título mejor vendido en la lista de ficción de Amazon Kindle es His Secretary: Undone (A Billionaire Romance) por Melanie Marchande. Publicado en diciembre de 2014, está a la venta “por tiempo limitado” por 0,99 dólares. El libro ha recibido 178 comentarios y una calificación media de 4,4 (de 5).  En su página de autora de Amazon, Marchande se describe a sí misma como “una escritora joven que adora crear historial divertidas, coquetas y a veces tórridas acerca de dos personas que se dan cuenta de que no pueden vivir la una sin la otra”.

         Los ebooks en Amazon hicieron posible para casi todos los autores la venta de sus libros en una plataforma digital que llega a millones de potenciales lectores. Aún así seguían siendo desdeñados. Alguno de estos autores se convirtieron en autores de bestsellers, y esto marcó el comienzo de un cambio de actitud en la industria editorial acerca de la credibilidad de la autoedición.

         Los autores autoeditados también representan la cantera para el sistema de innovación editorial. Con presupuestos pequeños y enormes ambiciones, se han convertido en innovadores, encontrando vías de acceso a los lectores que son tan arriesgadas como rentables. Los autores independientes más exitosos son increíbles vendedores online, capaces de ir afinando su mensaje a través de redes sociales, blogs y de las oportunidades de promoción que ofrecen tiendas on line com Amazon y Apple.

         Según Bowker, el número de títulos autopublicados en 2013 “aumentó a más de 450.564, un 17% más que en 2012 y un 437% más que en 2008”.

         Los autores y editores avezados construirán comunidades dinámicas alrededor de su contenido, propiciando la descubribilidad.

         Los seguidores más entusiastas forman un grupo central que engullirá cada nuevo libro, adaptación al cine o nota biográfica del autor que llegue a ellos. La edición de libros se está imponiendo en las oportunidades inherentes a las comunidades el línea.

         Lanzado por Penguin en 2011, Book Country es ahora una división de Penguin Random?House, pero está dirigida de forma independiente de la casa madre. Sus miembros se congregan sobre todo alrededor de la novela romántica, ciencia ficción, fantasía y misterio-policíaca. De Book Country surgió hace poco The Sojourn, de Andrea Dunlop (adquirida por Simon & Schuster), siguiendo el patrón que en 2011 nos proporcionó Cincuenta sombras de Grey.

         Wattpad es “un lugar para descubrir y compartir historias: una plataforma social que conecta gente a través de las palabras”. Se ha convertido en la madre de todas las comunidades online, con más de 35 millones de usuarios y 75 millones de historias creadas. Goodreads, ahora propiedad de Amazon, es la web número 1 para los lectores entusiastas: 30 millones de usuarios han creado 34 millones de visitas. La comunidad libresca crece activamente en la totalidad de las plataformas sociales, como Facebook y Pinterest. Los juegos del hambre, por ejemplo, tiene más de cinco millones de “me gusta” en Facebook y otros 100.000 pins en Pinterest.

         El alma de las comunidades online es el fandom, lectores que se apasionan por un título (o una serie), un autor o un género. Tiene profundos sentimientos y los expresan online a través de las redes sociales y mediante foros de discusión y wikis. Canción de fuego y hielo, de la serie Juego de Tronos de George R. R. Martin, es una de las más inspiradoras para los fans, y Westeros es su principal sitio fan.

         En el corazón del fandon (aficionados a algún libro ….) está el fanfiction (relatos de ficción escritos por fans de una obra literaria). La trilogía Cincuenta sombras de Grey empezó como un fanfiction de Crepúsculo, con la aparición de personajes llamados Edward Cullen y Bella Swan por los protagonistas de Stephanie Meyers. Autores relevantes como J.K. Rowling y Stephenie Meyer recomiendas fanfiction basados en sus personajes. Novelistas de ciencia ficción como Orson Scott Card, autor del bestseller El juego de Ender, es un ejemplo claro de apoyo al fanfiction. “Cada fanfiction suma a mi obra. ¿Qué clase de idiota sería si quisiera que desaparecieran?”En la primavera de 2013, Publishing Technology encargó a Bowker Market Research (BMR) la realización de un estudio del uso de estas comunidades por los editores. Bajo el titular “el compromiso de los editores con las comunidades en línea se duplicará en el año 2015”, la encuesta reveló que dos terceras partes de los editores encuestados ya albergaban una o más comunidades online. La mayoría estaban convencidos de que su inversión ya estaba dando sus frutos.

         La industria editorial se ha caracterizado por crear productos para un “cliente” del que nunca han hablado y con el que nunca han hablado, visto, interactuado, y que no han tenido en cuenta. De hecho, muchas editoriales podrían considerar al autor su cliente principal, ya que los servicios al autor son el componente básico de su negocio. Desgraciadamente, hay un grupo de nuevos intermediarios, incluso más opacos que el librero tradicional. Estos nuevos intermediarios, Amazon, Apple, Barnes & Noble y demás, consideran a sus clientes un activo que debe ser celosamente guardado. Es una razón más para que los editores identifiquen y apoyen a sus comunidades lectoras y maximicen sus esfuerzos para llegar a las concurridas plataformas pobladas por fans, entusiastas de las reseñas de libros, recomendadores y demás.

         Otra idea importante es la asociación con vistas a nuevas estrategias: los líderes que se asocien y colaboren dentro de la industria editorial serán los que tengan más éxito. Las empresas que traten de comercializar innovaciones no triunfarán si sus proveedores, distribuidores y demás “socios” no hacen o no pueden hacer lo propio. Y se debe tener en cuenta que los autores no vuelan solos, son parte de un equipo creativo tradicional que incluye editor, diseñador y corrector, un director de prensa (que lleva el marketing) y un “financiador”, que cubre los gastos iniciales. Todos los miembros del equipo comparten los riesgos y cada uno es recompensado en proporción de su contribución al proyecto.

         En este sentido ¿qué futuro le espera, pues, al agente literario?

         Jane Friedman resume muy bien los tres nuevos modelos de negocio que están empezando a desarrollar los agentes literarios en EEUU y que creemos que acabarán imponiéndose también en los países de habla hispana:

         1. Gestión integral de la carrera del autor: En este caso, el agente literario se comporta más como un socio del autor que como un intermediario, y participa con él en una carrera de fondo a largo plazo. Además de prestarle servicios de edición de sus textos, le ayuda en la creación de su marca de autor, a reafirmar su presencia en las redes, a conformar y ejecutar campañas de marketing.

         2. Servicios editoriales convencionales: Como expertos en la industria editorial y conocedores de los gustos de los editores, los agentes literarios pueden ser buenos editores de mesa (o editores junior) para los escritores. Es decir, pueden ayudar al autor a presentar al editor un manuscrito que se adapte al estilo del catálogo de la casa.

         3. Servicios de publicación:  Un buen ejemplo es el agente literario Scott Waxman, precursor de Diversion Books. Diversion publica libros digitales originales y está enfocado en las obras que no tienen un lugar en el mercado comercial actual, pero también ofrece servicios editoriales tradicionales (packaging) y de marketing. Una especie de híbrido entre la edición, la autopublicación y la agencia de publicidad.

         Probablemente irán surgiendo más variantes a estos tres modelos, adaptándose a las necesidades de los escritores y las exigencias del mercado. Lo que está claro es que los agentes literarios tendrán que reinventarse o desaparecer.


[1] El fragmento en el que iba inserta la famosa frase es el siguiente:“Escribir como escribimos en Madrid es tomar una apuntación, es escribir un libro de memoria, es realizar un monólogo desesperadamente triste para uno solo. Escribir en Madrid es llorar.”(”El artículo literario y periodístico”, pp. 46-47). Los versos que siguen reiteran una vez más un sentimiento que no era solo pasajero sino arraigado incluso en la lírica:

¿Cuándo, Delio, insensato he de mirarte

libro y pluma arrojar y en el tintero

dejar metido entre algodón el arte?

¿Estudias en España majadero?

¿No tienes experiencia? ¿Estás demente?

¿Tan poco aprecias, bárbaro, el dinero?

[2] Schavelzon, G. (1999) La función del agente literario. Ponencia presentada al Encuentro Iberoamericano de Mujeres Narradoras, Lima, agosto 1999. También se puede encontrar [en línea]

<http://jamillan.com/agente.htm>  [Consultado: 1/05/2009].

[3] Sorel, A. (2009) ¿Agoniza la literatura? República de las Letras, 5, febrero 2009, p. 5.

[4] Schavelzon, op. cit.

[5] Azancot, N.; Francisco, N. de (2006) La historia oculta de la autoedición encubierta y la edición subvencionada. El Cultural-Letras, 10 de febrero 2006: “Más clarificador es el caso de Francisco Romero, último ganador del premio Río Manzanares de Novela con Papel carbón (Calambur). Finalista de varios premios, se cansó de mandar sus novelas a editoriales prestigiosas que no le contestaban, y creó su propia editorial, Baobab. Con la ayuda de un amigo diseñador, una imprenta, su tienda y su experiencia como fotógrafo, se autoeditó sus tres primeras novelas. ‘Me edito los libros y los vendo en mi tienda. Y como realmente funciona el boca a boca, algunos autores desconocidos me han pedido que les edite yo, algo que no entra en mis planes. Lo peor es que engañan a muchos autores dispuestos a pagar lo que sea por ver su libro impreso –insiste Romero–. Les dicen que se van a ver en librerías, y no mencionan que si eso ocurre, y no es lo normal, estará en una repisa escondida’ ”.

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